18 noviembre 2014

El mono desnudo

Este es el libro de divulgación científica del que os hablé en clase, "El mono desnudo", del zoólogo y etólogo Desmond Morris, en el que estudia a la especie humana como un animal más.

Pinchando en la portada o aquí os enlazo a la web desde donde podéis leer o descargar el pdf del libro completo:


Aquí tenéis otra web donde el libro está también completo en pdf:

El índice es este:

Introducción ...............................4
Capítulo 1 Orígenes....................6 
Capítulo 2 Sexo ........................24 
Capítulo 3 Crianza.....................49 
Capítulo 4 Exploración .............61 
Capítulo 5 Lucha .......................70 
Capítulo 6 Alimentación ...........89 
Capítulo 7 Confort......................95 
Capítulo 8 Animales.................103 

Y esta es la Introducción casi completa, donde podéis haceros una idea del asunto:

"Hay ciento noventa y tres especies vivientes de simios y monos. Ciento noventa y dos de 
ellas están cubiertas de pelo. La excepción la constituye un mono desnudo que se ha puesto a sí 
mismo el nombre de Homo sapiens. Esta rara y floreciente especie pasa una gran parte de su 
tiempo estudiando sus más altas motivaciones, y una cantidad de tiempo igual ignorando 
concienzudamente las fundamentales. Se muestra orgulloso de poseer el mayor cerebro de todos 
los primates, pero procura ocultar la circunstancia de que tiene también el mayor pene, y prefiere 
atribuir injustamente este honor al vigoroso gorila. Es un mono muy parlanchín, sumamente 
curioso y multitudinario, y ya es hora de que estudiemos su comportamiento básico. 

Yo soy zoólogo, y el mono desnudo es un animal. Por consiguiente, éste es tema adecuado 
para mi pluma, y me niego a seguir eludiendo su examen por el simple motivo de que algunas de 
sus normas de comportamiento son bastante complejas y difíciles. Sírvame de excusa el hecho de 
que, a pesar de su gran erudición, el Homo sapiens sigue siendo un mono desnudo; al adquirir 
nuevos y elevados móviles, no perdió ninguno de los más viejos y prosaicos. Esto es, 
frecuentemente, motivo de disgusto para él; pero sus viejos impulsos le han acompañado durante 
millones de años, mientras que los nuevos le acompañan desde hace unos milenios como 
máximo... y no es fácil sacudirse rápidamente de encima la herencia genética acumulada durante 
todo su pasado evolutivo. Si quisiera enfrentarse con este hecho, sería un animal mucho más 
complejo y tendría menos preocupaciones. Tal vez en esto pueda ayudarle el zoólogo. 

Una de las más extrañas características de los anteriores estudios sobre el comportamiento 
del mono desnudo es que casi siempre eludieron lo más evidente. 

Los primeros antropólogos marcharon a los más apartados e inverosímiles rincones del 
mundo, a fin de descubrir la verdad fundamental sobre nuestra naturaleza, y se dedicaron al 
estudio de remotas culturas estancadas, atípicas y tan poco fructíferas que están casi extinguidas. 
Después, volvieron con hechos sorprendentes sobre extrañas costumbres de apareamiento, 
chocantes sistemas de parentesco o curiosos procedimientos rituales de estas tribus, y emplearon este material como si fuese de vital importancia para el comportamiento de nuestra especie en su 
conjunto. El trabajo realizado por estos investigadores fue, desde luego, sumamente interesante, y 
sirvió para mostrarnos lo que puede ocurrir cuando un grupo de monos desnudos se ve metido en 
un callejón cultural sin salida. Reveló hasta qué punto pueden extraviarse nuestras reglas normales 
de comportamiento sin llegar a un completo derrumbamiento típico de los monos desnudos típicos. 
Esto sólo puede lograrse estudiando las normas comunes de comportamiento seguidas por todos 
los miembros corrientes y no fracasados de las culturas importantes: muestras primordiales que, en 
su conjunto, representan la inmensa mayoría. Biológicamente, ésta es la única manera sensata de 
abordar el problema. Contra esto, el antropólogo de la vieja escuela habría argumentado que sus 
grupos tribales, tecnológicamente simples, están más cerca del meollo del asunto que los 
miembros de las civilizaciones avanzadas. Yo sostengo que esto no es verdad. Los sencillos 
grupos tribales que viven en la actualidad no son primitivos, sino que están embrutecidos. Las 
verdaderas tribus primitivas hace miles de años que dejaron de existir. El mono desnudo es, 
esencialmente, una especie exploradora, y toda sociedad que no haya avanzado ha fallado en cierto 
modo, se ha «extraviado». Algo ha ocurrido que le ha impedido avanzar, algo que va en contra de 
la tendencia natural de la especie a explorar e investigar el mundo que la rodea. Las características que los primeros antropólogos estudiaron en estas tribus pueden ser muy bien los mismos rasgos 
que impidieron el progreso de los grupos afectados. Por consiguiente, es peligroso emplear esta 
información como base de cualquier estudio general de nuestro comportamiento como especie. 

En contraste con aquéllos, los psiquiatras y los psicoanalistas se mantuvieron más cerca de 
nuestro mundo y se dedicaron al estudio clínico de muestras tomadas de la corriente principal. 
Pero una gran parte de su materia prima presenta también graves inconvenientes, aunque no 
adolece de la endeblez de la información antropológica. Los individuos que han servido de base a 
sus teorías son, a pesar de pertenecer a la mayoría, especímenes forzosamente anormales o 
fracasados en algún aspecto. Si fuesen individuos sanos, evolucionados y, por ende, típicos, no 
habrían tenido que recurrir a la ayuda psiquiátrica, ni habrían contribuido a dar información al 
psiquiatra. Esto no quiere decir tampoco que menosprecie el valor de sus investigaciones. Nos han 
proporcionado una importantísima visión interior de la manera en que pueden derrumbarse 
nuestras formas de comportamiento. Lo único que cree es que, para discutir la naturaleza 
biológica, no conviene hacer excesivo hincapié en los primeros descubrimientos antropológicos y 
psiquiátricos. 

(...)

Dada la envergadura de esta tarea, será preciso simplificarla de algún modo. Para ello, 
prescindiré de las detalladas ramificaciones de la tecnología y de la palabra, y concentraré toda la 
atención en los aspectos de nuestra vida, que tiene réplica evidente en otras especies: actividades 
tales como la alimentación, la crianza, el sueño, la lucha, el apareamiento y el cuidado de los 
pequeñuelos. ¿Cómo reacciona el mono desnudo al enfrentarse a estos problemas? ¿En qué se 
asemejan estas reacciones a las de los otros monos y simios? ¿En qué aspecto particular es único, 
y qué relación existe entre sus peculiaridades y su especial historia evolutiva?

Me doy cuenta de que al tratar estos problemas corro el riesgo de ofender a mucha gente. 
Hay personas que prefieren no ver su propio ser animal. Considerarán, quizá, que degrado a 
nuestra especie al hablar de ella en crudos términos animales. Sólo puedo asegurarles que no es 
ésta mi intención. Otros se quejarán de la invasión zoológica de su propio estudio especializado. 
Pero yo entiendo que este estudio puede ser de gran valor, y que, a pesar de sus defectos, arrojará 
una nueva (y, en cierto modo, inesperada) luz sobre la compleja naturaleza de nuestra 
extraordinaria especie."

Que digo yo... que si eso podéis comentar algo... del libro o del tema del olor, del vello en la axilas o pubis y etc... Que los comentarios no muerden.

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